Boletin Número 11 de la ”Corriente Agramontista” (Ass. de Abogados Cubanos Independientes). Gentileza del Dr. Rene Gomez Manzano
En aras de acallar la voz de la disidencia en Cuba, los gobernantes han utilizado, a través del tiempo, formas de silenciarla de una manera u otra. No importa cuáles sean los métodos: el objetivo fundamental es taparles la boca.
La disidencia surge como consecuencia de las arbitrariedades, el abuso de poder y la violación sistemática de los derechos humanos ejercidos contra un pueblo que lo sacrificó todo por alcanzar la libertad e independencia, las cuales se violan y pisotean por aquellos que, en su fuero interno, se creen y sienten con todo el derecho de arremeter contra una población que despierta de su letargo y ve a los 54 años de Revolución que ha sido traicionada.
Ya no bastan los mítines de repudio contra los opositores, las ofensas y humillaciones; ahora mandan a su gentuza, lacras sociales que se prestan para cualquier bajeza y traición. Da lo mismo: Te apuñalan por la espalda, te abalanzan un auto contra tu persona con la intención macabra de segar tu vida y que al final todo parezca un accidente, o arremeten contra tu vivienda con instrumentos contundentes para causarte el mayor daño posible.
¿Dónde está el decoro público y humano, cuando esto ocurre en un país cuya Constitución enarbola como un principio, en el artículo 1, que Cuba es un estado democrático? ¿De qué democracia se puede hablar en nuestro país —la titulada “Isla de la Libertad”— cuando actos vandálicos como los arriba descritos suceden a diario?
Ya no importa la suerte de la familia cubana, cuando uno de sus miembros es víctima de estas agresiones alevosas y premeditadas. Puedes ser o no miembros de los movimientos de defensa de los derechos humanos. Ya eso no importa.
El culpable es el gobierno cubano, que permite que la Seguridad del Estado y la policía, en nombre de “la libertad”, utilicen esas vías para acallar una voz que se ha convertido en la voz de los que no tienen voz y de aquellos que por miedo no dicen nada.
Si silenciar a la disidencia es el objetivo principal (como los hechos lo demuestran), ya hoy tendrán entonces que acallar a un pueblo entero, ese pueblo ignorado y postergado que como una marioneta ha sido utilizado para enfrentarlo contra sus propios hermanos de sufrimiento y dolor.
Sabemos que todo esto seguirá; tal vez se incremente. Los hombres y mujeres que integran nuestras filas lo hacen por convicción propia; se han convencido de que la razón está de nuestra parte, aunque todavía muchos nos critican y nos ofenden.
Pero cuando una causa justa se defiende desde el fondo del corazón y con la pasión suprema de los vencedores, no hay ni habrá fuerza humana que detenga y silencie esa voz que surge desde el fondo de nuestros más puros sentimientos y que grita con fuerza: ¡Yo acuso.
En aras de acallar la voz de la disidencia en Cuba, los gobernantes han utilizado, a través del tiempo, formas de silenciarla de una manera u otra. No importa cuáles sean los métodos: el objetivo fundamental es taparles la boca.
La disidencia surge como consecuencia de las arbitrariedades, el abuso de poder y la violación sistemática de los derechos humanos ejercidos contra un pueblo que lo sacrificó todo por alcanzar la libertad e independencia, las cuales se violan y pisotean por aquellos que, en su fuero interno, se creen y sienten con todo el derecho de arremeter contra una población que despierta de su letargo y ve a los 54 años de Revolución que ha sido traicionada.
Ya no bastan los mítines de repudio contra los opositores, las ofensas y humillaciones; ahora mandan a su gentuza, lacras sociales que se prestan para cualquier bajeza y traición. Da lo mismo: Te apuñalan por la espalda, te abalanzan un auto contra tu persona con la intención macabra de segar tu vida y que al final todo parezca un accidente, o arremeten contra tu vivienda con instrumentos contundentes para causarte el mayor daño posible.
¿Dónde está el decoro público y humano, cuando esto ocurre en un país cuya Constitución enarbola como un principio, en el artículo 1, que Cuba es un estado democrático? ¿De qué democracia se puede hablar en nuestro país —la titulada “Isla de la Libertad”— cuando actos vandálicos como los arriba descritos suceden a diario?
Ya no importa la suerte de la familia cubana, cuando uno de sus miembros es víctima de estas agresiones alevosas y premeditadas. Puedes ser o no miembros de los movimientos de defensa de los derechos humanos. Ya eso no importa.
El culpable es el gobierno cubano, que permite que la Seguridad del Estado y la policía, en nombre de “la libertad”, utilicen esas vías para acallar una voz que se ha convertido en la voz de los que no tienen voz y de aquellos que por miedo no dicen nada.
Si silenciar a la disidencia es el objetivo principal (como los hechos lo demuestran), ya hoy tendrán entonces que acallar a un pueblo entero, ese pueblo ignorado y postergado que como una marioneta ha sido utilizado para enfrentarlo contra sus propios hermanos de sufrimiento y dolor.
Sabemos que todo esto seguirá; tal vez se incremente. Los hombres y mujeres que integran nuestras filas lo hacen por convicción propia; se han convencido de que la razón está de nuestra parte, aunque todavía muchos nos critican y nos ofenden.
Pero cuando una causa justa se defiende desde el fondo del corazón y con la pasión suprema de los vencedores, no hay ni habrá fuerza humana que detenga y silencie esa voz que surge desde el fondo de nuestros más puros sentimientos y que grita con fuerza: ¡Yo acuso.
* Eduardo Pujol Valladares: Pinareño. Graduado de Licenciado en Derecho, en Educación y en Historia y Filosofía. Miembro de la Corriente Agramontista. Ha trabajado como jurista en distintos centros de la provincia de Pinar del Río, hasta ser expulsado por razones políticas. Sancionado por los mismos motivos a dos años de prisión. Es miembro de la Alianza Democrática Pinareña y del sindicato independiente CONIC. Reside en la ciudad de Pinar del Río.
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