Ciudad deLa Habana, Cuba.- Familiares del fallecido preso cubano Orlando Zapata Tamayo viajarán el próximo 9 de junio como refugiados políticos a EE.UU., a donde esperan emigrar con las cenizas del opositor, informó hoy a Efe su madre, Reina Luisa Tamayo.
La oficina de Refugiados de la (Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana) SINA nos confirmó ayer que vamos a viajar el 9 de junio y ya estamos haciendo trámites, indicó Tamayo en conversación telefónica desde su casa en el poblado de Banes, ubicado en la provincia de Holguín, en el oriente del país.
Explicó que entre las gestiones pendientes está obtener una prórroga del llamado “permiso de salida” de Cuba, que otorga el Gobierno y que en su caso expirará el 24 de mayo, y concretar los trámites de exhumación de Orlando Zapata, enterrado en Banes.
Ya avisamos hoy a la Seguridad del Estado en Banes para que contacte con el equipo que se encargará de la exhumación, precisó Tamayo, quien se ha negado a abandonar el país sin las cenizas de su hijo, fallecido en la cárcel en La Habana en febrero de 2010 tras una huelga de hambre.
Según dijo, en contactos anteriores la Seguridad del Estado le informó de que el proceso de exhumación en Banes e incineración del cadáver en La Habana se realizaría en 72 horas en cuanto los 13 familiares ya tuvieran fecha de viaje.
Sobre el traslado de la familia a la capital cubana, desde donde volarán hacia Estados Unidos, Reina Luisa Tamayo señaló que las autoridades les anunciaron que los ubicarán en un “lugar seguro” una vez que lleguen a la ciudad, pero aún no tienen detalles.
El grupo de 13 familiares de Orlando Zapata recibió el visado para emigrar a Estados Unidos como refugiados políticos en febrero pasado.
Anteriormente, en octubre de 2010, el Gobierno del presidente Raúl Castro les ofreció, a través de la Iglesia Católica cubana, la posibilidad de abandonar la isla.
Orlando Zapata falleció el 23 de febrero de 2010 en un hospital habanero a consecuencia de una larga huelga de hambre con la que reclamaba ser tratado como prisionero de conciencia, tal y como estaba considerado por Amnistía Internacional.
En aquel momento el presidente Raúl Castro lamentó la muerte de Zapata, a quien el Gobierno cubano consideraba un delincuente común, y la relacionó con la confrontación con Estados Unidos.
El fallecimiento de Zapata provocó una fuerte catarata de críticas dentro y fuera de la isla hacia el Gobierno cubano, que denunció una campaña mediática internacional en su contra, si bien meses más tarde abrió un proceso de excarcelaciones de presos políticos con la mediación de la Iglesia Católica.
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