El comando especial entró como una tromba» en el templo y empleó «técnicas de coacción física», según un grupo de derechos humanos.
LA HABANA. (ABC)- Los trece disidentes que se encerraron de forma pacífica el pasado martes en una iglesia de La Habana, para reclamar que el Papa se reúna con ellos y presione hacia el fin de la dictadura en su próxima visita a Cuba, fueron desalojados con violencia por la Policía a última hora del jueves (madrugada del viernes en España).
El portavoz del Arzobispado de La Habana, Orlando Márquez, explicó en un comunicado publicado en la web oficial del régimen Cubadebate que el desalojo apenas duró diez minutos y que los agentes se comprometieron con las autoridades eclesiásticas a que «los trasladarían a una unidad policial y después a sus casas», así como que «no serían procesados por este hecho».
Sin embargo, Vladimir Calderón, uno de los trece opositores que protagonizaron el encierro pacífico en la iglesia de La Caridad y director ejecutivo del Partido Republicano de Cuba (PRC), denunció horas después por teléfono a ABC que el desalojo fue «violento» y que las fuerzas antimotines de la Seguridad de Estado recurrieron a las «inmovilizaciones».
La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (Ccdhrn) aseguró por su parte que un «comando especial entró como una tromba» en el templo y «aterrorizó» a los opositores con «diversos artilugios y técnicas de coacción física».
Los opositores fueron trasladados a la 4ª estación de la Policía Nacional Revolucionaria, donde permanecieron varias horas. Allí fueron «fichados y expedientados, les tomaron fotos, huellas dactilares, muestras de fluidos y olores corporales (incluyendo las zonas genitales)», según el comunicado de la Ccdhrn.
Calderón relató que tuvieron que firmar la llamada «carta de advertencia» (algunos se negaron) por «usurpación y desorden público», que «tiene carácter acumulativo para ser procesado».
El líder del PRC aseguró que no piensan desistir en sus demandas de corte social y de un Estado de Derecho para Cuba. Subrayó además que su único objetivo es que Benedicto XVI sepa que «en Cuba hay una oposición» y que creen en el «papel mediador» de la Iglesia católica cubana.
Esta versión difiere de la ofrecida horas antes por el Arzobispado de La Habana, que en su comunicado indicó que el desalojo ocurrió a petición del cardenal Jaime Ortega por la reiterada negativa de los disidentes a abandonar el templo, aunque reclamó que se protegiese la integridad de estas personas.
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